"GRANATA, LA RENCOROSA SIN TALENTO"
Todos se preguntarán cómo alguien puede alcanzar la fama careciendo de talento, estudios y cultura, y, además, llegar a un puesto en un programa donde muchas desearían estar. La palabra que abreviaría este concepto de mujer sería “inescrupulosa”. Esa es la simple respuesta.
POR RICARDO FORT PARA REVISTA "EL SENSACIONAL"
POR RICARDO FORT PARA REVISTA "EL SENSACIONAL"
Son muchos los casos que vemos a diario de chicas panelistas que desfilan por los programas y uno se pregunta como las sientan a opinar si ni siquiera saben hablar. Pero pasa, y parece que solo basta conseguir que a estas chicas les hagan la propuesta correcta para que terminen sentadas opinando de lo que no saben o cuando ni siquiera tienen la capacidad de expresar una idea completa.
Pero cuando estas llegan a tener un poder mayor que hace que la producción de un programa tome decisiones dependiendo de sus deseos y antojos, estamos frente a un trabajo más completo, donde la ambición personal es más fuerte que cualquier código o escrúpulo.
La semana pasada, mi jefe de prensa trato de cerrar una nota en piso en el programa Implacables, que conducen Susana Roccasalvo y Carlos Monti por Canal 9. La respuesta de los productores del programa fue directa y firme: El señor Fort no puede pisar el estudio hasta que no lime asperezas con la señora Amalia Granata.
Mi primera reacción fue reírme... por lo de señora, claro... Pero después, al caerme las primeras fichas, me puse a analizar la gravedad del asunto y traté de averiguar por dónde venia la mano.
LA MENTIRA DEL CANTANTE POP
Este personaje, que logró la fama haciéndonos creer que había tenido una relación con el cantante Robbie Williams, sin importarle lo que la gente pudiera pensar de ella como mujer, apeló a la mentira con el solo fin de hacerse conocida.
La verdadera historia es que Amalia, en ese momento, era manejada o apoyada por un productor de Ideas del Sur que, por querer verla famosa y ayudarla, organizó una movida en el hotel donde se hospedaba el cantante.
El plan habría consistido en que, estando el artista británico en su habitación, la Granata habría sido llevada al lobby del hotel y sentada en el bar al mismo tiempo que la prensa fue convocada para agarrar a la susodicha saliendo de un ascensor, simulando que venía de la habitación de la estrella después de una supuesta velada juntos.
Sin embargo, la realidad sería que Robbie, en realidad, habría terminado esa noche con un modelo... masculino... procedente de Uruguay... ¡Bingo!
Pero, como la frase dice “miente, miente que algo quedará” con la farsa de que habría sido ella la que compartió esa noche con él, hasta Robbie llegó a enterarse de la existencia de la nueva “star”, sin siquiera haberla visto en su vida.
Esto, sumado a una cantidad de mails enviados por Granata con un inglés de los huesos, casi acosando al cantante, hizo que finalmente irrumpiera en los medios con el firme propósito de no alejarse de ellos y que hasta el día de hoy debamos sufrirla todos los días.
LA RENCOROSA SIN TALENTO
Granata es una mujer peleada con la vida, tiene un profundo odio hacia los demás, que demostró en cada pelea con numerosas personas del medio con las que terminó mal. Es un personaje sin sentido común, del que no se encuentra explicación para entender qué hace para ser parte del medio.
No actúa, no baila, no canta, no sabe hablar, no es conductora ni locutora, no puede llevar una entrevista, como lo demostró hace poco en el programa donde hace de panelista al interrogar a Verónica Ojeda... un bochorno.
Agresiva con sus pares, se ha ido peleada de todos los canales donde trabajó, como en América, donde tiene las puertas cerradas tras enfrentarse con Pamela David
¿Qué tiene esta mujer para ofrecer a mundo artístico?
Odiada por el público, que solo le divierte de ella la vulgaridad que emana de su boca cuando se pelea y los más bajos insultos que destila, esta mujer se convirtió en una gran incógnita que nos pone en el paño una duda más profunda y que debería ser materia de debate: ¿qué es lo que queremos ver los argentinos en la televisión?
Hasta los mediáticos más bizarros que tenemos en nuestro país, en el fondo nos divierten, porque sabemos que casi todo es armado y lo tomamos como un gran paso de comedia que nos saca de la rutina. Pero, con ella ni siquiera eso. Cuando la maldad es real y el resentimiento se nota verídico, ya no divierte y causa rechazo.
MONA VESTIDA DE SEDA
Pero, ahora, esta mujer ya no es la misma que insultaba en los programas a cuanto personaje se le cruzara. Ahora es una “señora”. Hasta cambió su corte de pelo para parecer una.
Pero hace falta más que un corte carré para ser una señora. Y todos sabemos el dicho: “aunque la mona se vista de seda...” Pero algo más llamativo aun es que la mona ahora tiene poder. Ella puede decidir quién puede ir o no al programa donde es una simple panelista.
Hasta se la ve interrumpiendo a la conductora, siendo la única que puede hacer eso, sin recibir ningún reproche de parte de Susana. Al contrario, se nota un dejo de respeto exagerado hacia "la señora" como si fuera ella la dueña del canal o productora del programa. Así es que he sido prohibido en ese programa por obra y gracia de esta mujer.
Pero, ¿qué poder tiene una simple panelista para proscribir a alguien? Lo que se rumorea es que Amalia habría captado la mirada de "alguien" que tendría como propósito cuidarla, esponsorearla y hacer que su carrera siga adelante con todo su apoyo –simbólico y del otro-.
Eso explicaría su renovación del contrato para un programa en el que, en vez de sumar, les resta y en el que no aporta nada con su presencia. Pero sus compañeros la tienen que soportar por ser la nueva primera dama. ¿Será por eso su flamante corte afrancesado?
Parece que para esta mujer el fin justifica los medios, porque no le preocupa mucho el estiércol que pisa y traga en el camino, si sabe que va a llegar al fin deseado. Si me preguntan a mí, me parece muy triste esta clase de vida, aunque muy común en este medio.
Ahora estudia periodismo. Realmente, lo único bueno que se le ocurrió desde que apareció. Esperemos termine la carrera, a ver si descubrimos algún talento oculto que no haya florecido aun. ¡Suerte, Amalita!