¿Cómo es la vida de los hijos de Fort a 8 meses de su muerte?

La mañana del lunes 25 de noviembre de 2013 sorprendió la triste noticia de la muerte de Ricardo Fort (45 años). El empresario, que estaba internado en el Sanatorio de la Trinidad, sufrió un paro cardiorespiratorio, producto de una hemorragia digestiva masiva.


Ricardo era padre de los mellizos Marta y Felipe (9 años), quienes llevan los nombres de sus abuelos y que quedaron bajo la custodia legal de Gustavo Martínez, padrino de los chicos y expareja del empresario.

Lo cierto es que ya pasaron 8 meses y aún hay muchos interrogantes abiertos tras la muerte del empresario.

Según un informe que publicó el diario La Nación, la familia todavía espera los resultados de la autopsia, ya que los médicos de la clínica en la que falleció impugnaron los resultados. El médico de la familia también desechó las explicaciones y hasta el día de hoy lo único cierto es que los motivos de su muerte aún son inciertos.

Con respecto a la herencia y los niños, los trámites de la sucesión aún no han sido confirmados pero Fort tiene al menos dos herederos directos: Martita y Felipe, sus hijos. 

Los chicos están contenidos. Tienen una vida ordenada, pueden disponer de toda la casa para jugar, cenan a las 21.30 pase lo que pase, van al country del tío Eduardo Fort todos los fines de semana para jugar con sus primos y todos los domingos van al cementerio a saludar a Ricardo.

Dicen que una de las cosas que más cuesta en el departamento de Belgrano es sacar la imagen de Ricardo. Su ropa, sus cosas, los ceniceros... Todo sigue en su lugar. Al parecer, hay cambios previstos y esa será la fecha en la que haya que sacar todo. La habitación de Ricardo será remodelada y pasará a ser parte de la habitación de Felipe y la mitad de un playroom. Antes Felipe y Marta compartían el cuarto y no podían estar en el living porque estaba lleno de personal de seguridad y amigos de turno.

Una buena noticia es que la relación de los niños con su tío Eduardo se volvió mucho más sincera y fluida a partir de la muerte de Ricardo. Eduardo visita a sus sobrinos seguido y los fines de semana se reúnen todos los primos para jugar. No pasa lo mismo con el otro hermano del excéntrico mediático, Jorge, siempre reticente a verse vinculado con los asuntos de su ostentoso hermano. Casi no ve a los nenes y ni siquiera fue a la fiesta de 15 de la hija de Eduardo.

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