Los secretos del cirujano que "tuneó" a Ricardo Fort y a todas sus novias

Hace diez años, un tal Ricardo Fort –por entonces un muchacho fornido, muy lookeado y con rasgos algo exagerados– llegó a su consultorio. El lo escuchó, le contó los posibles pasos a seguir y puso manos a la obra sin siquiera imaginarse que algún día sería su puerta de entrada para el programa más visto de la televisión argentina.

“En la tribuna está el doctor Omar Lebus, el cirujano que opera a todas las chicas Fort”, dijo Ricardo el lunes desde su estrado de jurado de ShowMatch. La cámara inmediatamente lo buscó y le regaló apenas unos segundos de atención, tiempo más que suficiente para que las llamadas al teléfono de su consultorio en Barrio Norte se multiplicaran en la última semana. “Estar en el programa de Tinelli siempre trae repercusión. El rating que marca me hace pensar que, al menos, un televisor por hogar lo está mirando”, bromea el médico que también ha atendido a Florencia de la V, Ingrid Grudke, Ursula Vargues y Carmen Barbieri.

—¿Qué le operó a Fort?

—El es un chico que cuida mucho su imagen, que está muy pendiente de su estética. Yo le hice la última corrección nasal y trabajamos en algunas cirugías previas que había tenido: mejoramos la forma de sus labios disminuyendo un poco de volumen, hemos hecho una lipoaspiración, retiramos unos implantes de pantorrilla que tenía... Básicamente eso.

—Y después fueron llegando sus novias...

—Ricardo siempre está preocupado porque la gente que está a su alrededor se vea mejor. En estos diez años en los que hemos tenido contacto me ha traído un montón de amigos, conocidos y empleados. Me consta que muchas veces los ha ayudado a pagar esas cirugías. En cuanto a las novias, siempre viene junto a ellas y es como que él impone su punto de vista acerca de lo que quiere que ellas se hagan.

—¿Decide por ellas?

—No, él tiene mucha apertura mental y un gran punto de vista estético, entonces opina y pide con muy buena onda, apoyando a sus chicas, estimulándolas para que se sientan mejor. Creo que en ese sentido, cualquier mujer desearía tener un marido así. En general, el 40 por ciento de las mujeres que opero vienen a la consulta con su pareja.

—¿Qué se han hecho las chicas de Fort?

—Bueno, Erika Mitdank, la tercera novia, se hizo las lolas y “cositas” faciales no quirúrgicas. Virginia Gallardo, su segunda novia, se había realizado un relleno de glúteos con otro médico, y conmigo se hizo un implante de mamas y alguna que otra cosa... Y a Claudia Ciardone, su actual pareja, también le hemos operado hace poco las mamas porque quería aumentar el volumen. La verdad quedó muy sensual y creo que las va a lucir muy bien este verano.

—¿Qué aprecia más un argentino: una buena cola o un buen par de lolas?

—En los 70 y 80 lo que primaba era hacerse la nariz. En los 90 y parte de 2000, las mamas se convirtieron en lo primordial. Y por entonces también surgió la lipoaspiración. Eso marcó una diferencia en la que el cuerpo primaba a la cara. En los últimos cuatro o cinco años, a la cola se le ha dado mucho más valor e importancia, especialmente gracias al avance de las técnicas quirúrgicas en esa zona.

—¿El paciente siempre tiene la razón?

—No, siempre hay que poner límites. Trato de aplicar muchas técnicas para manejar al paciente, una cierta psicología para escucharlo y prestarle atención a lo que quiere hacer. Eso me da una idea de si tiene conciencia de la estética y de la belleza de su cuerpo, porque quizás el paciente está puntualizando en un lugar que no es el adecuado, y que por más que uno lo corrija no lo va a hacer sentirse más cómodo con su cuerpo.

—Hay un mito que asegura que en un país como Argentina, un cirujano plástico tiene el buen pasar asegurado. ¿Es tan así?

—No, eso es un mito (risas). En Estados Unidos podría llegar a ser multimillonario, pero en Argentina seguro que no.  /perfil.com

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