Una despedida como él no hubiera querido

No dejaron ingresar a los fans al velatorio. Lo dejaron solo toda la noche. Y su última pareja no pudo llegar desde Miami. La fábrica no cerró por duelo.


El martes amaneció nublado, casi otoñal, pero desde temprano, en la puerta de la casa velatoria de la avenida Córdoba donde estaban los restos de Ricardo Fort, se agolparon varias personas. Y a media mañana ya eran unas 50, todos fans del millonario fallecido, las que ocupaban la vereda, ofreciendo flores, llevando carteles e intentando despedirse de su ídolo. Pero no pudieron pasar de la puerta.
Por expreso pedido de la familia, sólo estaban autorizados a ingresar al salón dorado donde se encontraba el féretro nueve personas: su madre, sus dos hermanos, Jorge y Eduardo, su cuñada, Karina Antoniale, sus amigos Gustavo Martínez y Guillermo Peyrano, Marisa, la niñera que cuida a los hijos de Fort desde que nacieron, y dos de sus custodios de confianza: Willy y El Indio. Aunque ellos no fueron, la regla se cumplió a rajatabla, a pesar de las quejas de muchos fans que tuvieron que conformarse con llorarlo desde la distancia.
“Ricardo era muy especial, no sé por qué no nos dejaron despedirnos de él, como él hubiera querido”, dijeron dos mujeres llorando, enojadas con la decisión familiar de dejar el cuerpo de Fort sin ninguna compañía durante toda la noche. La familia (que no cerró la fábrica Felfort por duelo) recibió algunas críticas por esta decisión, teniendo en cuenta que, según allegados y amigos, al empresario le hubiera gustado una despedida rodeada de mucho público, tal como vivía él, mostrando y filmando cada paso que daba.
Algunos de los bailarines y actores que compartieron con él los elencos de las obras que produjo, también se quejaron por esto. Pero la decisión fue inamovible y los pocos que se acercan igual hasta la casa velatoria, como los mediáticos Guido Süller y Claudia Segura, tuvieron que conformarse con llegar hasta la puerta.
Antes del mediodía se hicieron presentes los dos custodios y la madre del millonario, Marta, que antes de subir al auto que partiría junto al cortejo, saludó a la gente que estaba afuera, detrás del vidrio. “Gracias”, dijo con las dos manos en alto y tirando besos.
Cerca de las 12.30 partió el cortejo fúnebre hacia el cementerio privado Memorial, en Pilar. El público presente lo despidió tirándole flores. Una hora más tarde, los restos de Ricardo Fort llegaban al cementerio donde esperaba otro grupo similar y muchos medios que querían registrar el último adiós al excéntrico millonario. En medio del caos de cámaras de televisión, periodistas y curiosos, Martínez, su amigo más fiel, llegó a bordo de un Rolls Royce en el que viajaban, también, Marta y Felipe, los mellizos de 9 años, hijos de Fort y ahijados de Martínez; y Marisa, la mujer que cuida de ellos. En otro auto iba la madre del millonario, Marta.
Allí la seguridad también fue muy estricta. Y varios custodios de la familia, además de los encargados de seguridad del lugar, protagonizaron un forcejeo que complicó la entrada del féretro al cementerio. Entonces, la madre de Fort y Martínez se abrazaron llorando frente al ataúd. Una vez dentro del predio, un grupo reducido de familiares y amigos se reunió en la capilla para celebrar un responso en memoria de Ricardo. Y minutos más tarde, sus restos eran enterrados en una de las parcelas. Afuera, algunos fans gritaban el nombre de Ricardo y aplaudían bajo una llovizna otoñal.

Entradas populares